La entrada de hoy va destinada a hacernos conscientes de la importancia de saber buscar dentro de nosotr@s para hallar nuestro potencial como seres humanos, potencial que todos tenemos.
Hay una historia que cuenta que un rey hindú iba con su carroza por un camino y se encontró un mendigo que estaba durmiendo. El rey le dijo al cochero que parara, se bajó e introdujo en el bolsillo del mendigo una esmeralda de gran valor, pensando que así le habría ayudado a este hombre a pasar de la pobreza absoluta a la riqueza. Pasó el tiempo y, casualmente, el rey volvió a pasar por aquella calle y vio al mismo mendigo, igual de pobre que tiempo atrás. Inmediatamente mandó de nuevo parar el carruaje y, dirigiéndose al mendigo le dijo: ¿qué haces aquí con esas ropas y en la carretera?, el hombre contestó: ¡qué voy a hacer!, soy un hombre pobre, ¿y la esmeralda?, preguntó el rey, ¿qué esmeralda?, contestó el mendigo. El rey aludió: la que puse en tu bolsillo. El mendigo metió la mano en su bolsillo y vio la preciosa piedra, diciendo “jamás se me ocurrió buscar aquí”.
Esta pequeña historia muestra muy bien nuestra tendencia a actuar de mendigos, a pensar que somos así, que no podemos hacer determinadas cosas, que la vida se porta mal con nosotros y un largo etcétera. Este autodiálogo y estas creencias nos impiden mirar dentro y encontrar “esa esmeralda” que todos tenemos, que siempre está ahí, pero que no vemos porque nos resignamos a pensar que podamos vivir de otra forma a la actual o a la que llevamos viviendo años o incluso toda la vida. Nos cuesta mucho salir de la ya conocida ZONA DE CONFORT, porque nos apegamos a lo conocido, a lo familiar, incluso aunque no estemos bien. Dar el paso de salir de esta zona implica hacer frente a las barreras del miedo a lo desconocido, a la incertidumbre, al “lanzarse al vacío y ver qué pasa”… y muchas veces esto no resulta fácil. Requiere compromiso, confianza en uno mismo y en la vida y la certeza de que un@ mism@ es la única persona capaz de cambiar el rumbo de su vida. Nadie puede (ni debe) hacerlo por ti.
Cambiar el diálogo interno por uno más positivo, enfocar las adversidades como oportunidades para aprender y seguir creciendo y cambiarnos el disfraz de “mendigos” para empezar a actuar de príncipes y princesas, nos hará coger las riendas de nuestra vida de nuevo y estar cada vez más cerca de encontrar la esmeralda que todos tenemos.
Acabamos con una cita de Albert Camus:
En medio del duro invierno descubrí, al fin, que dentro de mí hay un ser invencible.
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